Para que las gerberas crezcan correctamente, es necesario aplicar un buen mantillo que le aporte los elementos nutritivos necesarios. Además, deben ser trasplantadas a una nueva tierra al menos cada dos años, a ser posible en los meses de primavera y siempre a una maceta de mayor diámetro para que tenga espacio suficiente.
Evita el exceso de agua
Las gerberas son flores muy delicadas y sus raíces no soportan los excesos de agua, por lo que debe tenerse mucho cuidado con ello. Para que la planta drene bien, la maceta en la que coloques la planta debe contar con agujeros en la parte de abajo. Lo ideal es que pongas un lecho de grava o bolas de arcilla en la parte inferior de la maceta para mejorar el flujo del agua cuando las riegues. Además, recuerda que la humedad debe ser baja pero constante y que no llegue a mojar las hojas ni las flores.